Como mamá de Leo y Matilde, cada día es una aventura llena de sueños e imaginación. Un día, mientras jugábamos a «la vida real», Leo, con su energía característica, me dice: “¡Quiero ser bombero!” Y yo le respondo: “¡Buenisimo! Entonces miré a mi hija y le dije, ¿sabes Mati que las mujeres también pueden ser bomberos?” Su expresión me lo dijo todo.
Ahí es donde comenzó mi pequeño experimento. En casa, los estereotipos de género no tienen lugar, así que decidí presentarles un universo lleno de posibilidades. Hice un listado de profesiones populares que ellos pudieran conocer, pero no me quedé únicamente con médico o futbolista, sino que agregué astronauta, diseñador de moda, e incluso… ¡superhéroe!
Mientras Matilde juega a ser actriz, me mira y dice: “¡Mamá, como actriz podría yo ser cualquier cosa!” Eso me llena de alegría, pero sobretodo quiero que ella y Leo sepan que los sueños y sobretodo las profesiones no tienen género. Les hablé de mujeres que trabajan en mecánica, como pilotos e incluso de futbolistas, ¡Imagínense sus caras! Era como si hubiéramos descubierto un nuevo mundo. 🌎
Así que les hice un reto: cada semana, debían elegir una profesión diferente para jugar. Leo decidió que esta semana quería ser paleontólogo, no tiene ni idea de lo que implica, pero cuando le hablé de cómo esas personas descubren dinosaurios, ¡sus ojos brillaron! “¡Quiero encontrar un giganotosaurio!” exclamó. Y yo pensé: “¡Exacto! No hay límites para lo que puedes soñar!”
Un día, Matilde se convirtió en chef, cocinando en su “restaurante” de juguete, mientras Leo optó por ser guardabosques. “Mamá, hoy protejo a los animales”, me dijo. Esos momentos son oro puro. Les explico que ser un guardabosques significa cuidar la naturaleza y los animales. Aunque no siempre comprenden la importancia de cada rol, se están abriendo a nuevas ideas.
A veces, las conversaciones se vuelven hilarantes. Un día, Leo dijo que quería ser el presidente del país, y Matilde rápidamente respondió: “¡¿Por qué siempre los hombres tienen que ser Presidentes?!» Y ahí es cuando me doy cuenta de que, aunque los estereotipos persisten, hay una chispa de cambio.
A medida que jugamos, me esfuerzo por ayudarles a ver que no hay trabajos «para hombres» o «para mujeres». Todos los roles son igualmente valiosos y, como madre, mi misión es asegurarles que pueden ser lo que sueñen. Y, sí, incluso si eso significa ser un futbolista famoso o una cantante estrella.
Así que, cuando escuchen a sus pequeños hablar de profesiones, aprovechen la oportunidad. Ríanse, jueguen y, sobre todo, anímenlos a soñar sin límites. ¡Porque el mundo está lleno de posibilidades para todos!
Yo, Mamá 